Al reusar un producto se confiere un nuevo uso a los objetos que ya se han utilizado, en lugar de desecharlos o comprar otros nuevos.
Permite reducir la cantidad de residuos que generamos y que terminan en vertederos, incineradoras o en el mar, causando contaminación y dañando la biodiversidad.
Facilita ahorrar recursos naturales y energía que se emplean en la fabricación de nuevos productos, evitando así la sobreexplotación y el agotamiento de los mismos.
Se logra disminuir las emisiones de gases contaminantes que se producen en los procesos industriales y de transporte de los productos, mitigando los efectos perjudiciales para la naturaleza.
Previene el derroche de dinero al evitar comprar productos innecesarios o de corta duración, aprovechándose al máximo los que ya tenemos.
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